La única obra creada por Christo y Jeanne-Claude en dos países al mismo tiempo (Estados Unidos y Japón), pretendía enfatizar las similitudes y diferencias (en la forma de vida y en la forma de relacionarse con el paisaje) de dos naciones tan lejanas. La instalación de los 3.100 paraguas comenzó simultáneamente el 9 de octubre de 1991, en Ibaraki (Japón) y cerca del Paso Tejón en California, a unos 100 kilómetros al norte de Los Ángeles. La fabricación de los paraguas (todos hechos en Bakersfield, California) comenzó en 1990: eran grandes artefactos de seis metros de altura, con un diámetro de más de ocho metros, que permanecieron instalados durante dos semanas. Para esta instalación, Christo y Jeanne-Claude no aceptaron patrocinios, prefiriendo recaudar los 26 millones de dólares necesarios para la realización con la única venta de dibujos y proyectos. "En el precioso y limitado espacio de Japón", se lee en la presentación de la obra, "los paraguas se colocaban íntimamente, cerca unos de otros y, a veces, colocados de modo que siguieran la geometría de los campos de arroz. En la exuberante vegetación regada por el agua durante todo el año, los paraguas eran azules. En la inmensidad de las tierras de pasto incultas de California, la configuración de los paraguas era extraña y se extendía en todas direcciones. Las colinas de Maroni estaban cubiertas de hierba rubia. En ese paisaje seco, los paraguas eran amarillos".